El intento de desviar la atención por parte de los imputados puede derivar en más acciones judiciales para defender a la entidad blanca y sus asociados
Nunca en la historia del deporte español se ha visto un ejercicio de cinismo e hipocresía, acompañado de una envidia patológica y enfermiza, como el que ejerce el Fútbol Club Barcelona en sus apreciaciones sobre el Real Madrid.
La obsesión por el club blanco que se destila desde el mundo culé es ya casi de psiquiatra; tanto si ganan como si pierden o empatan, todo lo vinculan al Real Madrid. Y de nuevo esto acaba de ocurrir con la imputación del presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en el “caso Negreira”.
El “caso Negreira” es con toda probabilidad el mayor escándalo del fútbol profesional español y de su Liga desde que se creó esta competición. Se investiga el pago de millones de euros durante varios años al vicepresidente del Comité Técnico de los Árbitros (CTA) por parte de un club, el FC Barcelona, que durante ese periodo ganó varios campeonatos.
El presidente del FC Barcelona, imputado
El presidente del FC Barcelona acaba de ser imputado en ese caso y la reacción ha sido, cómo no, intentar desviar la atención hacia el Real Madrid y culpar de todos los males y de las acusaciones que afectan al FC Barcelona a un concepto inventado, el “madridismo sociológico”.
Este concepto, que no sabe lo que significa ni quién lo creó, suena perfecto para llenar durante horas los debates y las tertulias de periodistas deportivos necesitados de contenidos para sus horas de radio. Y se han tragado el cebo como benjamines, con caña y todo. Se busca desviar la atención del asunto principal: el escándalo que afecta al FC Barcelona y a su presidente, a la reputación de ese club y de su más alto directivo.
La cuestión principal es que un club muy poderoso, con millones de seguidores en todo el mundo, se encuentra en un proceso judicial muy serio: se le acusa nada menos que de pagar millones de euros de forma continua, durante años, al estamento arbitral para alterar la competición en su beneficio. En román paladino, se le acusa de comprar a los árbitros. Se cifra en 7,3 millones de euros el dinero que el FC Barcelona pagó a José María Enríquez Negreira y a su hijo Javier Enríquez Romero entre los años 2001 y 2018.
"Un grupo de árbitros corruptos"
Según una información de “El Español”, el juez de este caso señala en su auto que hubo “un grupo de árbitros corruptos” por los pagos del FC Barcelona, pagos que por fuerza tuvieron que “beneficiar al FC Barcelona en detrimento del resto de clubes de Primera División o de sus rivales en la Copa del Rey”.
El magistrado pone el foco asimismo en la relación que mantenían el ex vicepresidente de los árbitros y el FC Barcelona e incide en señalar que “el FC Barcelona cesó en el pago tan pronto como Enríquez Negreira cesó como vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA)”.
Frente a esta gravísima acusación, el Real Madrid se ha mostrado firme y respetuoso con el proceso judicial, y también atento a intervenir si fuera necesario. El “caso Negreira”, de confirmarse las acusaciones, debe tener consecuencias, y cualquier instancia, institución, peña o fundación madridista debe estar preparada para defender al Real Madrid, a sus intereses y al de sus socios ante cualquier ataque y ante cualquier adulteración de la competición.
